No podemos asegurar que los estudiosos de la cosa política vayan a estar de acuerdo pero, no obstante, nuestra impresión como ciudadanos es que el poder tiene tendencia a concentrarse, a centralizarse. Parece evidente que esta corriente centrípeta es más acusada en los regímenes autoritarios, hasta alcanzar el poder omnímodo de las dictaduras. Por el contrario, y en buena lógica, lo propio de las democracias sería abrir corrientes centrífugas, descentralizadoras, que valoraran la autonomía territorial, institucional, personal, como una fórmula de responsabilización compartida, d…