Las exposiciones históricas generalmente están pensadas para los adultos como destinatarios principales, la atención a los intereses de niños suele ser la más relegada. Los niños representan oportunidades únicas para los museos de colección histórica. No es cuestión de mantenerlos «ocupados» ni de contar dos historias, sino de diseñar exposiciones significativas y memorables que incluyan a la infancia como público.