El autor parte de la hipótesis de que el deterioro de la enseñanza convencional de la lengua y la literatura se debe, también, a ciertos modelos pedagógicos caducados; en particular, el del comentario de textos, que no ayuda a la educación literaria ni a la formación de lectores. En su lugar, sitúa la comprensión lectora, que pone al texto mismo como centro de la actividad educativa y se desarrolla sobre el binomio placer y sentido. Como ejemplo de ese enfoque, propone la introducción de los géneros de tradición oral, en especial los cuentos populares, en la educación literaria,…