Introducción
Los resultados de las investigaciones realizadas en torno al aprendizaje de los conceptos químicos (Llorens, 1991; Quílez, 1995; Estaña, 1996) muestran un consenso amplio en torno a las dificultades específicas que presentan para el alumnado de secundaria e incluso en los niveles universitarios (Martín, 1994).
La mayoría del profesorado coincide en la dificultad que supone el aprendizaje de los conceptos químicos, unos conceptos que son fundamentalmente abstractos y de los que el alumnado difícilmente puede tener una percepción sensorial directa. Estas dificultades se p…