La educación montessoriana promueve desarrollar todos los sentidos uno a uno, mediante un material pensado para la educación de la agudeza y de la discriminación sensorial. Todos los sentidos trabajan al unísono para que el aprendizaje pueda partir de la comprensión total de la realidad. Una vez el niño tiene afinada su capacidad de percepción, puede entregarse a la creación artística, pues la imaginación siempre debe tener una base sensorial.