Los profesores y profesoras tenemos entre las manos este enorme desafío: los aprendizajes de nuestros alumnos y alumnas incluyen no sólo las materias señaladas en los planes y programas de estudio, sino también el desarrollo de las habilidades socioafectivas y la práctica de los valores que dan sentido al esfuerzo, que movilizan los proyectos y aspiraciones, que fortalecen los vínculos y que generan pertenencia y compromiso. Estos valores deben traducirse en opciones y actitudes, en estilos de convivencia y en acciones cotidianas. ¿Qué nos corresponde, como educadores frente a este …