A los niños zurdos el aprendizaje de la escritura les resulta más complejo que a los diestros, porque tanto el sentido del trazo de las letras como su disposición sobre el papel no es el natural y, por consiguiente, no resulta sencillo para ellos. Respetando siempre su dominancia lateral, se hace necesario enseñarles a escribir en la forma convencionalmente establecida, utilizando los recursos adecuados para que la ejecución del grafismo resulte agradable y les suponga el mínimo de molestias.