En la realidad, a la hora de tomar una decisión, además de tener en cuenta aspectos cuantificables y totalmente objetivos (por ejemplo, las ganancias esperadas a la hora de invertir un capital en determinado negocio), en más ocasiones de las que nos damos cuenta, también juegan un papel muy relevante otros aspectos no tan cuantificables y mucho más subjetivos (aunque el negocio sea claramente ventajoso, podemos decidir no hacer la inversión porque no nos resulte ético el trabajo que se realiza, porque no tenga unas mínimas garantías ecológicas o simplemente por rencillas personale…