Los lectores adultos y experimentados saben que el descubrimiento de los buenos libros es casi siempre consecuencia de una búsqueda atenta y paciente. Exige conocimientos y perspicacia, cualidades que los lectores incipientes no poseen, por lo que en la mayoría de los casos están a merced de los gustos de los mayores. El papel de los mediadores resulta por ello determinante. Pero al hablar de mediadores es preciso considerar no tanto la profesionalización como la voluntad y la inteligencia. Convertir la mediación en un oficio puede resultar arriesgado, pues persuadir no es una cuestión de r…