La educación musical, a todos los niveles, mantiene la conciencia y conexión con lo humano, con el cuerpo y su capacidad de sentir, vibrar y expresarse; de escuchar, cantar, emocionarse, comunicar y crear. A través de nuestro cuerpo, nos apropiamos de la música para vivirla plenamente, haciéndonos uno con ella, disfrutándola, escuchándola y ofreciéndola como regalo de vida.