El currículo de las distintas etapas concede un amplio margen a la autonomía de planificación de los centros y del profesorado. En el caso de lengua y literatura, esos currículos optan por una concepción comunicativa del aprendizaje lingüístico, pero no siempre se mantiene la coherencia en la constitución interna de los currículos. Las programaciones ofrecen la oportunidad de recuperar la coherencia de los planteamientos comunicativos si se adoptan las decisiones adecuadas en relación con los objetivos, los contenidos, las actividades y la evaluación.