Suponemos que todo el que se haya sentido agente de la transmisión del mensaje artístico, y no haya cometido el sesgo egocéntrico y sociocéntrico de imaginar que existe un solo mundo perceptivo y cognitivo posible, se habrá planteado cuáles serían los caminos más eficaces para transmitir el variado cúmulo de información y afectos que queremos que reciba nuestro auditorio único o global.
También, desde nuestra condición de continuos receptores de información artística nos habremos planteado qué ocurre con toda esa información recibida, cómo la procesamos, en función de qué…