Había una vez en un centro de secundaria, unos adultos madres y padres, y otros a los que se llamaba profesorado, que trabajaban juntos para ayudar a unas personas adolescentes a crecer en todos los aspectos.
Cada una de las personas adultas tenía adjudicado un papel distinto en la relación con el alumnado y unas responsabilidades distintas. Compartían sus conocimientos e informaciones para poder hacer mejor cada una de ellas su tarea. Pues todos tenían unos objetivos en común, todos deseaban poder ayudar a sus hijos o a sus alumnos a que adquirieran unas capacidades y unos conocimient…