Diferentes actividades de aula muestran buenas prácticas que preparan el cuerpo y la mente para el aprendizaje. Saber colocar el cuerpo nos predispone a estar atentos y vivos; tomar conciencia de la propia respiración ayuda al autocontrol y a la concentración; la visualización facilita la concentración, la serenidad y la buena disposición para el aprendizaje, venciendo el cansancio, el estrés y la dispersión.