A pesar del interés y los esfuerzos por incluir a los alumnos y alumnas con TEA en los centros ordinarios, y de la riqueza que estos les pueden ofrecer, no siempre representan el entorno educativo más favorable para ellos. Los referentes personales, la anticipación y la estabilidad (no solo de actividades, sino de modelos de actuación) han de ser el marco necesario para cualquier intervención orientada desde una formación que haga posible el conocimiento y la comprensión imprescindibles para un buen desarrollo de este alumnado.