En la formación integral de las personas, son tareas fundamentales la competencia lectora y la creación de hábitos de lectura y de escritura. El dominio de estas destrezas es un instrumento imprescindible en el acceso al conocimiento, y debe convertirse en el eje del proceso de enseñanza y aprendizaje. Para ello, debemos aparcar la grandilocuencia de los programas escolares y el dictado del libro de texto y diseñar estrategias en las que lectura y escritura tengan el protagonismo que merecen.