La historia y el contexto familiar en el que se desarrolla cada niño condicionan la posibilidad, o no, de aprender en el aula. Se hace necesario un cambio de «mirada» en el profesorado donde, además de tener en cuenta los contenidos curriculares, se incluya de alguna forma en la práctica docente lo que la criatura trae de su sistema familiar, abriendo así una puerta al aprendizaje.