La escuela de verano llega como un acontecimiento casi ceremonial del final del curso. Es un encuentro que regenera el espíritu de los maestros que llegan a junio con las energías y los recursos bajo mínimo. Algunos de estos maestros, que conocen bien la importancia de mantenernos bien despiertos y en contacto con la renovación pedagógica, preparan este encuentro, en el que quizá una charla, una experiencia o una palabra serán el pequeño pero definitivo punto de inflexión en nuestra trayectoria.