De todos es bien conocida la penuria de recursos en que se encuentran aún nuestras aulas. Así, cuando proponemos algunas actividades renovadoras, con frecuencia nos encontramos, entre otras cosas, con el impedimento de no disponer de calculadoras, de biblioteca o de cualquier otro material necesario para llevar a la práctica dichas actividades.
Sin embargo, me llamó la atención el hecho de que en todas las aulas en las que estábamos trabajando sobre animación y comprensión lectora, mientras apenas contábamos con libros de literatura infantil o de consulta, sí que había diccionario…