En múltiples ocasiones hemos analizado y defendido las razones que justifican la necesidad de que los establecimientos escolares puedan tomar sus decisiones conforme a las directrices y acuerdos que están recogidos en sus proyectos educativos institucionales. Hemos señalado también las ventajas, los peligros, los usos y los límites de la autonomía.
Hace bien poco, en el número anterior de esta revista, reiterábamos, una vez más, nuestras convicciones situando a la autonomía escolar en “un panorama de desconfianzas y de cobardías”.
En esta oportunidad pretendemos contribuir al debat…