Hace treinta años que empecé con el acompañamiento educativo y terapéutico de niños y adolescentes y, desde hace unos veinte, con el acompañamiento terapéutico de adultos. La vivencia del confinamiento a causa de la COVID-19 me ha llevado a una zona de parada; de descanso. Y, ante esta situación inesperada, se ha abierto la posibilidad de sentir, pensar y crear desde otro lugar, que era nuevo para mí. Un tiempo para reflexionar sobre la práctica educativa y terapéutica. Redescubrir los valores y el paradigma básico en el que se desarrolla mi actividad, y que son el fundamento que dota de se…