El artículo plantea la conveniencia de crear una ciudad, unos espacios vitales y de convivencia basados en las necesidades más humanas de las personas que las habitan, especialmente de aquellas que tradicionalmente han sido menos consideradas: la infancia, las personas discapacitadas, las periferias. Se propone un cambio de prioridades para una coexistencia social serena, sana y solidaria.