Cuando te preparas una entrevista a unos maestros de circo, piensas en alguien que enseña a los niños y niñas a hacer juegos malabares, volteretas y otras cosas de la farándula. Y te imaginas que debe de ser una vida maravillosa, alejada de la burocracia escolar y en constante contacto con la diversión que se desprende del circo.