Crónica de cómo un proyecto sobre poesía en primaria, con el que pretendíamos trabajar la acentuación de palabras agudas, llanas y esdrújulas, acabó sirviendo para revitalizar los dictados, enseñar canciones, aprender a definir escenarios y personajes con adjetivos, montar declamaciones y monólogos entre clases; se dejó notar en la fiesta de fin de curso y… ¡hasta sirvió a algunos alumnos para aprender a tocar la guitarra!