El alumnado adolescente en ocasiones sufre altibajos emocionales que le provocan dificultades en la concentración y en su relación con los demás. La práctica en mindfulness ha demostrado ser una herramienta eficaz para facilitar la concentración y gestionar las emociones, lo que la convierte en un recurso valioso en programas de convivencia y de educación emocional.