Las investigaciones recientes sobre las prácticas de los docentes que ejercen en escuelas rurales ponen de manifiesto la existencia de una fuerte territorialización de las prácticas profesionales pedagógicas, así como de numerosas prácticas sociales que afectan a los actores más involucrados en la escuela. Poner en marcha este tipo de prácticas exige, por parte del docente, una forma de «aprendizaje del territorio» gracias a la cual este puede construir un saber enseñar territorializado adaptado a su escuela.