Como miembros del género humano somos capaces de desarrollar una motricidad específica y propia de carácter filogenético. Esta motricidad que cada uno recibimos, desplegamos y disfrutamos de forma individualizada está depositada en nuestro código genético como potencial a desarrollar y se manifiesta de forma personalizada inicialmente mediante el proceso ontogenético que recuerda nuestro tránsito filogenético (arrastrarse, reptar, gatear, marcha cuadrúpeda, trepar, caminar, equilibrarse).
Durante los primeros años de vida este potencial motor que recibimos se manifiesta de forma natural y es…