En pleno otoño, el cuerpo nota la disminución de luz. Y el cambio de ritmo y de hábitos iniciado con el comienzo del curso empieza a notarse; y el frío, cada vez más intenso, va calando. Todos estos cambios crean unas condiciones ideales para que los microbios y virus se instalen en el cuerpo de nuestros pequeños. No podremos evitar fácilmente un constipado o una gripe -al fin y al cabo, el sistema inmunitario también ha de hacer su gimnasia- pero sí que podemos preparar el cuerpo para afrontar mejor, tanto las posibles enfermedades, como las estaciones frías en general. Os ofrece…