Transitar el puente entre los aspectos prácticos y elementos técnicos del lenguaje no es tarea sencilla. Se relata aquí una propuesta a partir del aprender haciendo. Se trata de romper con el enunciado «el maestro para el estudiante» y sustituirlo por «el maestro con el estudiante», a base de generar espacios en los que los estudiantes tengan voz.