Quizá sea un poco osado intentar, desde la mirada de un adulto, dar respuesta a la pregunta planteada como título de este artículo.
Las penas y las alegrías de los niños y de las niñas no son más grandes ni más pequeñas que las de los adultos. Son, sencillamente, las suyas.
Muchas cosas hacen gozar y sufrir a los niños: Ver a sus padres, tener un regalo, estrenar un vestido… Ponerse enfermo, perder un juguete, recibir amenazas… Darle vueltas en la cabeza a lo que pasa a su alrededor…
El conflicto que los niños viven en su propio crecimiento para intentar comprender y adaptarse…