Los premios otorgados a los mejores estudiantes de la clase, cuyo objetivo es motivar hacia la superación, no siempre generan dicho efecto. Por el contrario, pueden provocar desánimo y desmotivación por la frustración de aquellos que sienten que nunca lograrán obtener cierto reconocimiento. En contrapartida, el reconocimiento a las mejoras individuales de cada estudiante puede potenciar y motivar la autosuperación, desde la percepción de que todos pueden mejorar, no solo los mejores.