Durante los primeros años de vida, las vivencias cotidianas son las que más favorecen y estrechan lazos afectivos entre los más pequeños y el adulto, con tal que éste pueda conocer bien cómo es el niño y así satisfacer sus necesidades más básicas. La siguiente propuesta educativa presenta el entorno y la cotidianidad como elementos fundamentales que favorecen el crecimiento emocional autónomo de los niños y las niñas.