La experiencia que vamos a relatar comenzó con un propósito muy concreto y se transformó en el cabo de un ovillo lleno de sorpresas.
Durante el curso escolar 1997-1998, solicitamos la colaboración de un formador externo para que nos ayudara a revisar el informe de evaluación que enviábamos a las familias dos veces al año. No estábamos conformes con los informes que utilizábamos porque no acababan de reflejar todo lo que los niños aprendían y, sobre todo, cómo lo hacían, y tampoco porque el enfoque de los instrumentos variaba de un nivel a otro y esa falta de coherencia podía se…