Rosa Regàs asistió, de los 3 a los 5 años, a la escuela que Célestin Freinet tenía en Saint Paul en Vence (Francia). Recuerda que todo lo hacían en grupo, grandes y pequeños: paseaban, cuidaban de un trocito de huerto cada uno, se bañaban desnudos en la piscina, asistían a las charlas que les daban Freinet y su esposa, y aprendían a leer con unas letras de estraza. Pero detrás de esas sencillas actividades se escondía un aprendizaje de esos que «se clavan en el alma» y que, paso a paso, ha ido conformando su personalidad….