Veo a mis hijas crecer. Cuanto más crecen, mayor es la satisfacción, casi la emoción de ver cómo desarrollan capacidades -o competencias, como decimos ahora- y valores, a menudo de manera sorprendente.
Veo a mis hijas crecer. Cuanto más crecen, mayor es la satisfacción, casi la emoción de ver cómo desarrollan capacidades -o competencias, como decimos ahora- y valores, a menudo de manera sorprendente.