La necesidad de que los niños desarrollen su inteligencia y sus emociones adecuadamente depende de la familia y de la escuela, que siempre han de estar de acuerdo para que el proceso educativo sea lo más eficaz posible.
La escuela en el siglo pasado tenía la misión de transmitir conocimientos: cuanto más sabía un alumno mejor se consideraba a su profesor. La Ley General de Educación de 1970 fue progresista al considerar a la persona como centro del proceso educativo; más tarde, en 1990, la Ley Orgánica General del Sistema Educativo (LOGSE) reconocerá la importancia de educar no so…