La experiencia cotidiana de muchas mujeres, y de algunos hombres, que tienen hijos y, al mismo tiempo, trabajan en el mercado remunerado es, a menudo, compleja y con tensiones. Complejidad que no solo tiene que ver con la difícil gestión del tiempo, sino también con la búsqueda de una manera propia de ejercer la maternidad en un contexto condicionado por nuestra estructura de oportunidades.