Hace seis años, a partir de una convocatoria del Gobierno Vasco, entré a trabajar en la comunidad de aprendizaje de una escuela pública de infantil y primaria (2-12 años) con población en riesgo de exclusión. Durante este tiempo, he podido comprobar la importancia de un trabajo comunitario para mejorar la situación del alumnado y de sus familias.