Hoy en día esperamos que los alumnos consigan el objetivo de comprender los textos y aprender de ellos, no solo al final de la escolarización, sino en cada etapa y ciclo educativo. Sin embargo, al constatar que muchos alumnos todavía no son capaces de entender el que leen, surge una decepción permanente, la cual se proyecta sobre el sistema educativo, las familias o los formadores, que son posados en el punto de mira como responsables principales del supuesto fracaso. Hay motivos para considerar críticamente el papel de los unos y de los otros, pero antes conviene sopesar si realmente enten…