El brotar de una nueva identidad es un asunto que siempre ha provocado emociones a la autora de este capítulo, en el que explica el caso de una niña de cinco años con una buena imagen de sí misma y una imaginación copiosa y efervescente. Desde esas seguridades, protestó con fuerza ante su afirmación de la no existencia de las hadas (muy queridas por ella). Y en el acaloramiento de la discusión dijo la siguiente frase, que le enterneció y provocó su admiración (y hasta envidia): «¡Tú no eres yo!». Ver cómo alguien se posiciona ante ti como otra persona, con sus pensamientos, sentimientos y o…