Quien tenga experiencia en eso de ser maestro de escuela y ciudadano disidente, con la situación mediática, política, de opinión pública y de movilización cívica que se produjo con motivo de la reciente invasión de Irak, tuvo la oportunidad de sentir esa reconfortante sensación de alivio que seguramente experimenta el náufrago cuando, al menos durante un rato, nada a favor de la corriente. No había ocurrido lo mismo cuando la primera guerra del Golfo, ni cuando se bombardeó a la población civil en Yugoslavia, ni cuando se invadió Afganistán, ni antes con Granada, Panamá y to…