Resulta absolutamente necesario reservar un pupitre en el aula para el cine y, por extensión, para la alfabetización múltiple. Es una cuestión de coherencia y de responsabilidad educativa y una vía necesaria para que el alumnado progrese en el logro de sus competencias básicas. El potencial motivador del cine, acompañado de un aprendizaje previo sobre su historia y su gramática, es capaz de generar dinámicas de diálogo, de debate, de confrontación y reflexión entre el alumnado y el profesorado, que nos pueden ayudar a formarnos como espectadores, a tener criterio y capacidad crítica.
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