Una década después de haber sido reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, el flamenco ha experimentado un considerable empuje como realidad cultural. Desde el punto de vista educativo, ha adquirido un destacado papel en el ámbito de las enseñanzas de régimen especial de música y danza, mientras que en la enseñanza obligatoria todavía necesita apoyo por parte de la administración educativa.