Cuando el curso escolar se encuentra en su ecuador, puede ser un buen momento para hacer una parada en el camino y, en este caso, no nos referimos al alumnado sino al profesorado.A menudo, la escuela se halla inmersa en una sensación de vorágine, de no llegar a todo, con numerosos proyectos que se desarrollan simultáneamente, con contextos donde las disposiciones administrativas se modifican cada dos por tres, cuando no se producen cambios más sustanciales; se suceden problemas con el alumnado, con algunas familias…Frente a esta situación percibida como habitual por una buena parte d…
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