No hay que convencer a nadie al decir que la imagen audiovisual atrapa a los niños y a las niñas como en una tela de araña y les hace abstraerse de la realidad. Esto es evidente, pero ¿cómo tratar de convertir en educativos esos momentos en los que quedan abducidos por la pantalla? La respuesta es el séptimo arte, el cine; a ellos los atrapa y apasiona.