La sensación de sorpresa ante lo que ocurre en la escuela es una de las que más le gustan a la autora de este capítulo. En él explica algunos aconteceres de un grupo contable, observador y creativo que le sorprendieron y le hicieron reír, pues no desperdiciaban ninguna ocasión para averiguar el lado matemático de las cosas. Además de la originalidad de sus planteamientos, fue bonito ver cómo surgían chispas sentimentales empapando los sucesos matemáticos. Afloraron envidias, celos, curiosidades, cariños, competición, reto, imaginación, placer… Todo un mundo de emociones….