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Agradecimientos
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... y dedicatorias
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La naturaleza de la educación
Debido a su naturaleza, la educación es una actividad lenta. Los procesos educativos son morosos para que los aprendizajes formen parte de un recorrido que pasa por una multiplicidad de estadios y momentos. Aprender a leer y a escribir, aprender un oficio o a relacionarse con el resto de la humanidad son ejemplos de los diversos conocimientos que adquirimos y desarrollamos a lo largo de la vida, aprendizajes que precisan de períodos prolongados para consolidarse y, de esta manera, profundizar en ellos.
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El tiempo en los tiempos de la modernidad líqueda
El debate sobre el «tiempo educativo» se sitúa en un contexto social en el cual el concepto de tiempo ha sufrido una vasta evolución, pasando a ser hoy en día uno de los pilares que configuran nuestro modelo de sociedad y cultura y, en definitiva, nuestra vida cotidiana como ciudadanos y ciudadanas. El equilibrio y desequilibrio entre Kairós (el tiempo de los acontecimientos) y Cronos (el tiempo que mide los acontecimientos) es una de las manifestaciones de esta apasionante polémica.
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Los movimientos de la lentitud
Los movimientos sociales que abogan por la lentitud representan, desde su pluralidad, un conjunto de miradas que no solo reivindican lo mejor de nuestro pasado como humanidad, sino que plantean desde el presente la necesidad de trabajar por un futuro de mayor calidad, más justo y con un superior grado de bienestar y felicidad para el conjunto de la sociedad. Se trata, en definitiva, de movimientos diferentes con unas características comunes: entre otras, la reivindicación de la calidad, de la necesidad de devolver el tiempo a las personas, o de la búsqueda del tiempo justo en los acontecimientos, considerados desde un punto de vista crítico y sostenible con respecto a algunos aspectos que caracterizan a la sociedad actual.
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La educación y la escuela: espacio y tiempo
Espacio y tiempo han dado origen a la escuela como una institución formal que la sociedad ha creado para organizar la demanda de educación de sus ciudadanos y ciudadanas. Organización y control, distribución del tiempo y del espacio, calendarios, horarios… son manifestaciones de la importancia del tiempo en la regulación de la vida cotidiana de la escuela. Este capítulo muestra alternativas que pueden ayudar a definir las dimensiones del tiempo en la educación y, así, velar por una relación diferente entre ambas instancias.
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Elogio de la educación lenta
A partir de la lectura de varios libros de pedagogía que enfocan su mirada en la educación lenta, en la reflexión en torno a aspectos concretos del funcionamiento de la escuela y de las aulas bajo dicha mirada, el autor de este libro, y concretamente en este capítulo, articula un elogio de la educación lenta, dialogando con las opiniones de otros autores respecto a los diferentes elementos y características más relevantes, propias, de la educación lenta.
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15 principios para la educación lenta
Los quince principios que se presentan en este capítulo conforman una visión poliédrica de la educación lenta. En el fondo, son caras de una misma moneda, perspectivas diferentes y argumentos complementarios que pueden ayudar a entender los planteamientos que subyacen bajo tal tipo de educación, entendida esta en su acepción más global, es decir, no centrada exclusivamente en el mundo escolar. De ahí que, aunque muchas de las reflexiones estén centradas en el mundo de la escuela, los criterios puedan ser trasladados a otros ámbitos educativos.
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Decálogo para una educación lenta
Los quince principios que se presentan en este capítulo conforman una visión poliédrica de la educación lenta. En el fondo, son caras de una misma moneda, perspectivas diferentes y argumentos complementarios que pueden ayudar a entender los planteamientos que subyacen bajo tal tipo de educación, entendida esta en su acepción más global, es decir, no centrada exclusivamente en el mundo escolar. De ahí que, aunque muchas de las reflexiones estén centradas en el mundo de la escuela, los criterios puedan ser trasladados a otros ámbitos educativos.
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Epílogo
Hacer elogio de la educación lenta tiene sentido hoy y aquí en tanto que representa el elogio de un modelo educativo como la pieza clave en el proceso de humanización de la sociedad. El tiempo no puede colonizar nuestras vidas y las de la escuela, sino que hay que devolverlo a los niños y niñas y al profesorado para que pueda ser un tiempo vivido plenamente y, por tanto, plenamente educativo. "Más", "antes" y "más rápido" no son sinónimos de "mejor", y educar para la lentitud significa ajustar la velocidad al momento y a la persona.
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Hacer elogio de la educación lenta tiene sentido hoy y aquí en tanto que representa el elogio de un modelo educativo como la pieza clave en el proceso de humanización de la sociedad. El tiempo no puede colonizar nuestras vidas y las de la escuela, sino que hay que devolverlo a los niños y niñas y al profesorado para que pueda ser un tiempo vivido plenamente y, por tanto, plenamente educativo. "Más", "antes" y "más rápido" no son sinónimos de "mejor", y educar para la lentitud significa ajustar la velocidad al momento y a la persona.