Estrategias de apoyo en la escuela inclusiva

En este capítulo se analiza con detalle el desarrollo del concepto de apoyo educativo inclusivo y las prácticas asociadas al mismo, un proceso intrínseco en la propia escuela inclusiva, como apoyo al profesorado y también al alumnado que lo necesita. Se resalta su carácter cultural, entendido como mediación y re-mediación, analizándose su evolución social e histórica y el movimiento hacia la inclusión a partir del desarrollo de las políticas dirigidas a la educación para todos, promovidas por diferentes organizaciones internacionales, diferenciando entre los movimientos por la integración educativa y el dirigido a la inclusión. Finalmente, se propone una definición del apoyo educativo inclusivo que recoge las consideraciones anteriores, detallándose también el papel de los agentes de apoyo y el de sus destinatarios.

En este capítulo explicaremos el cambio que se promueve en las escuelas inclusivas para concebir el apoyo educativo desde la perspectiva comunitaria, que potencia la participación y colaboración de todas las personas del centro y de la comunidad con objeto de hacer frente a las barreras que se interponen en el aprendizaje y la participación de todo el alumnado. Ello implica superar la visión del apoyo como una tarea exclusiva de profesionales especialistas, para comprenderla como una responsabilidad compartida por todas las personas, profesionales o no, que están presentes en el entorno del estudiantado y que en menor o mayor medida influyen en sus procesos de aprendizaje.

Presentamos un tema de harta influencia en el éxito de la educación inclusiva: la formación del profesorado. Tras sugerir la revisión de la denominación de «profesorado especialista», se argumenta que las funciones que dicho profesorado asume en un marco inclusivo encajan mejor con la denominación de «maestro o maestra de apoyo y atención a la diversidad» (MAAD). El capítulo plantea, primeramente, el tema de las competencias y contenidos que deben abordarse para la formación del profesorado generalista en el ámbito de la educación inclusiva. A continuación, y a partir de un análisis del rol que históricamente han tenido los maestros y maestras de educación especial, se describe el cambio de función de estos profesionales, destacando su papel para generar una red de apoyo. El protagonismo de dicho profesorado tutor se ve reflejado, finalmente, en la propuesta de los equipos de apoyo entre maestros y maestras como estrategia de resolución de problemas sobre la base de la colaboración entre los propios miembros del claustro.

Este capítulo se centra en las diferentes estrategias de apoyo, planteando alternativas a la contradicción que presentan las formas de apoyo tradicionales. Estas tendían a sacar del aula al alumnado para trabajar individualmente o en pequeños grupos. Pero ello reduce sus posibilidades de interacción con los compañeros y compañeras. Hoy sabemos que el aprendizaje se basa, y sobre todo se estimula o incentiva, mediante la interacción entre iguales, siendo una de las funciones principales del docente ocuparse del clima de aprendizaje en el aula, aparte de planificar los contenidos a tratar. Así pues, el capítulo aborda cómo aprovechar estas interacciones también en el apoyo, enriqueciendo el entorno de aprendizaje del alumnado, y cómo utilizar las estrategias de codocencia para que la intervención de dos o más docentes en clase sea realmente efectiva.

n nuestras sociedades y, por lo tanto, también en nuestras escuelas, no podemos obviar la creciente complejidad social que hace que dispongamos de una gran diversidad de alumnado en las aulas, con diferentes referentes culturales y también a menudo diferentes lenguas. En este capítulo se presentan las trayectorias y vivencias de este alumnado, así como las diversas formas a partir de las cuales la escuela puede adoptar un enfoque intercultural que permita valorar la diversidad como una riqueza que debería impregnar los contenidos y actividades que se abordan en sus aulas. En este sentido, merece una especial atención el tema lingüístico por su trascendencia social y educativa.

Uno de los cambios que debe experimentar el apoyo educativo dentro de un marco inclusivo hace referencia a su propio enfoque, a las expectativas de progreso del alumnado y a los objetivos que nos fijamos. Al respecto, en este capítulo se desarrollan diferentes formas de conseguir que el apoyo educativo supere las tendencias adaptativas (al nivel inicial del alumnado) para perseguir un efecto de nivelación con estrategias de aceleración del aprendizaje. Muchos estudiantes presentan retrasos más o menos graves en su aprendizaje por diversos motivos. Si queremos ayudar y estimular su progreso no podemos limitarnos a trabajar basándonos en su nivel de aprendizaje, sino tener como referencia los aprendizajes que deberían haber alcanzado por su edad y maduración. Con objeto de ubicarlos lo antes posible en el mismo nivel que sus compañeros y compañeras, es necesario proporcionarles medios e interacciones que les estimulen y ayuden a conseguir un aprendizaje acelerado. Este capítulo trata cómo abordar estas formas de apoyo y aceleración del aprendizaje.

Este capítulo aborda específicamente el tema de la discapacidad. En él analizamos las complejas relaciones entre déficit y discapacidad, poniendo de manifiesto el carácter social de esta última y las posibilidades de reducirla desde la acción educativa, empezando por la identificación y reducción de las barreras que limitan el aprendizaje y la participación del alumnado. Sobre la base de esta diferenciación se estudia con detalle el proceso de inclusión del alumnado que presenta discapacidades más graves y que, precisamente por alejarse más del desarrollo normativo, plantea numerosos interrogantes a quienes estamos comprometidos con la escuela inclusiva. A partir de ejemplos reales, el capítulo plantea procedimientos para su atención en dicho marco escolar.

La tecnología digital como recurso pedagógico que facilita los procesos de aprendizaje de los estudiantes es un elemento fundamental para que esta se incluya en muchas de las metodologías que se llevan a cabo en las aulas. En este capítulo se aborda el uso de la tecnología en la actividad educativa, en concreto en las tareas de apoyo. En la primera parte veremos cómo el uso transversal de la tecnología digital ha provocado una revolución en nuestra sociedad y en el mundo de la educación. El objetivo es mostrar cómo las herramientas digitales pueden ayudar al entorno educativo en distintos ámbitos, y específicamente a responder con garantías a la diversidad. La segunda parte está destinada a presentar algunos recursos y herramientas para ejemplificar y facilitar el trabajo en la escuela inclusiva y proporcionar útiles para la acción y representación, así como medios para la motivación e implicación en el aprendizaje.

Este capítulo nos proporciona una detenida reflexión sobre el papel de la evaluación, también en el ámbito del apoyo educativo. En él se revisan tres funciones de la evaluación, desde un marco inclusivo, reflexionando acerca de la necesidad de que la evaluación inclusiva esté al servicio de una toma de decisiones que ayude a asegurar el aprendizaje de calidad del alumnado. La evaluación debe transformarse en una herramienta que ayude a los alumnos y alumnas, especialmente a los más vulnerables, a tomar conciencia de su propio proceso de aprendizaje y, a su vez, le permita desarrollar un sentido de autoeficacia óptimo tanto hacia el aprendizaje como hacia el propio proceso que le lleva a conseguirlo. El capítulo pone especial atención en los fundamentos de la educación inclusiva, se reflexiona en torno a ellos y se propone una evaluación coherente, procesual, criterial, viable, formativa, colaborativa y distribuida.