La formación de lectores de textos literarios

La promoción y el fomento de la lectura es una tarea preferente que merece nuestro empeño, pero mal haríamos en sostener la insostenible idea de que solo conseguiremos lectores a través de la obligación. La obligatoriedad de la lectura solo ha formado lectores por excepción, aunque muchos tiendan a creer que se hicieron lectores gracias a que los obligaron. Seducir a la gente con la magia de la lectura es muy diferente de imponerles el bien con el argumento de que, obviamente, les conviene. La vieja fórmula de leer para nuestros hijos y con nuestros hijos, compartiendo con ellos un placer, sigue rindiendo frutos inmejorables porque es uno de los mejores modos de conseguir que amen realmente la lectura

El presente artículo sintetiza el análisis contrastado de siete currículos de enseñanza de la literatura en educación primaria pertenecientes a tres tradiciones internacionales diversas -–la anglosajona, la francófona y la hispánica-– con el fin de observar las concepciones educativas que parecen caracterizar los distintos diseños, presentar los saberes y prácticas literarias prescritos y señalar los aspectos comunes y diferenciales en relación con las propuestas de enseñanza literaria en la escuela.

En la formación integral de las personas, son tareas fundamentales la competencia lectora y la creación de hábitos de lectura y de escritura. El dominio de estas destrezas es un instrumento imprescindible en el acceso al conocimiento, y debe convertirse en el eje del proceso de enseñanza y aprendizaje. Para ello, debemos aparcar la grandilocuencia de los programas escolares y el dictado del libro de texto y diseñar estrategias en las que lectura y escritura tengan el protagonismo que merecen.

Gulliver, los tres mosqueteros, Jasón y los Argonautas y hasta la cólera de Aquiles forman parte del imaginario compartido de nuestros estudiantes, si bien como personajes secundarios de títulos o experiencias genuinamente generacionales. Establecer vínculos entre la biblioteca interior de los adolescentes y la gran biblioteca colectiva de la humanidad es uno de los objetivos de los dos itinerarios que aquí se presentan, orientados a los dos primeros cursos de la educación secundaria. La renuncia a un recorrido exhaustivo por la historiografía literaria nacional no debe implicar el abandono de una de las responsabilidades de la escuela: la construcción de un mapa de la cultura que tenga validez más allá de las aulas.

En este texto, con el que concluye la monografía, se ofrecen las respuestas de varios especialistas en el ámbito de la educación literaria a las siguientes preguntas: ¿Qué definiría a su juicio la lectura literaria? ¿Cuáles deberían ser las características de un buen lector literario? ¿Qué prácticas escolares contribuyen a la formación del lector de textos literarios? ¿Qué prácticas dificultan que alguien sea un buen lector de textos literarios?

En las aulas de secundaria y en la universidad, tradicionalmente, la literatura se ha trabajado siguiendo el modelo de transmisión del conocimiento, por lo que las clases se han dirigido principalmente a la lectura y el análisis de autores y libros de prestigio. Partiendo de la idea de que este no es el método más eficaz para producir conocimiento ni para crear futuros lectores, proponemos otra estrategia que cede la centralidad a la escritura creativa como medio para empoderar al alumnado. Analizamos la puesta en práctica de esta propuesta, una experiencia de la que pudimos extraer conclusiones favorables a la vez que problemas que afectaban a las características básicas del modelo planteado.

Desde hace quince años, en el CEIP Juan Carlos I de Almenara (Castellón) se vienen realizando cortometrajes en torno a la literatura o la investigación histórica local, integrados en el proyecto curricular y con la finalidad de trabajar de forma vivencial tanto las competencias lingüísticas como las sociales, artísticas y comunicativas. Un proyecto en el que han participado más de una docena de profesores y profesoras del centro y unos seiscientos alumnos y alumnas y que, coordinado desde el aula de audiovisuales del centro, se ha convertido en una herramienta habitual de trabajo en la escuela, que se perpetúa año tras año.

La novela Blues de Trafalgar, de José Luis Rodríguez del Corral (2012), es presentada como una herramienta para desarrollar la competencia literaria y cultural del alumnado universitario. En primer lugar, repasamos la definición de los conceptos de competencia literaria y competencia cultural, argumentándolos con una base teórica. En segundo lugar, analizamos los temas de la novela y mostramos tareas concretas para desarrollar dichas competencias, justificándolas con una base teórica. Finalmente, el texto concluye que el alumnado está más motivado si el profesorado renueva el canon literario académico y actualiza su modo de enseñarlo.